París, la Ciudad de la Luz, famosa por su belleza, moda y monumentos emblemáticos como la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, la Catedral de Notre-Dame y el Museo del Louvre, uno de los museos más visitados del mundo. A pesar de su fama global y la riqueza de sus atracciones culturales y turísticas que atraen cada año a millones de visitantes, un pequeño número de turistas experimenta una condición psicológica particular conocida como el Síndrome de París. Este síndrome se manifiesta con síntomas como náuseas, vómitos, alucinaciones y un aumento en la frecuencia cardíaca al visitar esta célebre ciudad.
El término «Síndrome de París» fue utilizado por primera vez por el psiquiatra franco-japonés Hiroaki Ota en 1986 para describir este trastorno psicológico transitorio. Aunque no está incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), es reconocido por muchos expertos como un fenómeno real, aunque raro. Se cree que es más común entre los turistas japoneses, quienes a menudo se encuentran inmersos en una cultura y creencias muy diferentes a las suyas, combinadas con expectativas románticas influenciadas por el cine. Esta divergencia entre las expectativas y la realidad se considera una forma extrema de choque cultural o nostalgia. Algunos psicólogos lo explican como una pérdida de sentido cuando las personas pasan de una realidad simbólica a una completamente diferente. En términos más simples, es una profunda confusión que se siente cuando se está rodeado de símbolos, señales y marcas diferentes a los que uno está acostumbrado en su vida diaria. En casos graves, este choque puede provocar confusión, depresión, irritabilidad, sudoración y enfermedad física.
Los síntomas asociados al choque cultural son similares a los de las personas que sufren de ansiedad. Los médicos explican que cuando alguien está ansioso, el cerebro envía señales relacionadas con la respuesta de lucha o huida al estómago, afectando la digestión y causando náuseas. En casos de ansiedad severa, como ocurre con el choque cultural, esto puede evolucionar hacia vómitos, confusión y otras reacciones físicas. Aunque todo el mundo experimenta cierto grado de choque cultural al visitar un lugar nuevo, la sensación puede ser más marcada y vívida, especialmente cuando se mezcla con una cultura diferente, lo cual está relacionado con el «Síndrome de París» debido a las diferencias entre la cultura japonesa y la realidad de París.
Los expertos atribuyen el «Síndrome de París» a cuatro factores principales: en primer lugar, la barrera del idioma entre la mayoría de los visitantes japoneses y sus anfitriones franceses. En segundo lugar, las diferencias en los estilos de comunicación, que pueden ser extremadamente frustrantes y provocar cambios de humor y malentendidos. En tercer lugar, el agotamiento físico que acompaña a los viajeros, ya sea por negocios o por placer, a menudo debido a un horario cargado, lo que causa fatiga. Finalmente, los retrasos en los vuelos contribuyen al estrés.
Las personas que sufren del «Síndrome de París» pueden sentirse justificadas en su shock al enfrentar una realidad divergente de sus expectativas. Un estudio realizado en 2014 clasificó a París como la cuarta ciudad menos amigable del mundo, mientras que una encuesta de CEOWORLD en 2020 la calificó como la ciudad más grosera de Europa. Además, una encuesta realizada en 2021 por InterNations, una organización dedicada a ayudar a las personas a reubicarse, identificó a París como la tercera ciudad menos amigable para los expatriados en Europa. Esto contrasta fuertemente con la representación de la ciudad en el cine y los medios de comunicación, lo que lleva a un choque entre los visitantes japoneses, que provienen de una cultura muy organizada y educada, y lo que perciben como rudeza por parte de los parisinos y incluso de los franceses que no son de París, una situación rara en la cultura japonesa.
Muchos se preguntan si el «Síndrome de París» podría afectar a los visitantes de otras ciudades históricas, como Viena, Nueva York o Pekín. Los expertos afirman que es posible, ya que este síndrome no es exclusivo de la capital francesa. Es un fenómeno psicológico complejo relacionado con la decepción y el desánimo cuando la realidad no coincide con las expectativas románticas. Sin embargo, París ocupa un lugar específico en este fenómeno porque a menudo se la presenta como un faro de gusto, sofisticación y cultura, lo que crea expectativas altas que pueden ser devastadoras cuando la realidad es diferente. También podría ser un «fenómeno generacional», ya que las generaciones jóvenes, que tienden a viajar más, podrían ser más propensas a experimentarlo. Los expertos confirman que nadie está inmunizado contra el choque cultural, sin importar su edad o experiencia de viaje, y es posible experimentar este síndrome incluso en lugares previamente visitados.